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domingo, 19 de marzo de 2017

Biografía de Mariana Pajon


  1. Biografía de Mariana Pajon

Edad 25 años
10/10/1991
Medellín
Colombia
Libra
signo
L
a trece veces campeona mundial de bicicross y vigente campeona olímpica es una simpática jovencita criada en una familia de deportistas ya que su papá fue corredor de automóviles y su hermano, de karts.
La reina del BMX, como la conocen en el mundo, empezó a montar bicicleta a los 4 años y su disciplina la ha llevado a los mejores podios, derrotando cualquier teoría sobre la supremacía masculina en este deporte. Ganadora de casi todas las competencias nacionales en las que participaba, fue invitada al Campeonato Mundial de BMX de la UCI 2008 en Taiwán (China) y, como era de esperarse, ganó en la categoría Junior Cruiser Femenina. A partir de ese momento su carrera internacional fue imparable y se ganó el apodo de la hormiga atómica por su forma tan especial de correr, como si se fuera a acabar el tiempo en cada curva.
Mariana Pajón
En 2009 se alzó con cuatro medallas de oro,  dos en los juegos Suramericanos y otras dos en los Panamericanos. En 2010 fue  campeona mundial en la categoría Elite Cruiser Femenina, al ganar la final del Campeonato Mundial BMX en Pietermaritzburg, Sudáfrica.
Para los Juegos Olímpicos de Londres 2012 Mariana fue la abanderada de Colombia para la ceremonia de inauguración después de un concurso en el que los colombianos elegían entre varios candidatos. La elección fue toda una premonición pues Mariana se llevó la de Oro en la final de BMX femenino con un registro de 37.706 segundos. Su trabajo fue calificado como brillante por los conocedores del deporte, porque Pajón siempre terminó primera en las tres rondas de clasificación de las semifinales.
Mariana Pajón
Según dice en el perfil de su propia página web, a pesar de la rudeza del deporte de BMX, Mariana es una chica dulce, femenina y tímida, quien vio en esta disciplina la oportunidad de mostrar sus habilidades. Más allá de su excelente actuación, lo que le gusta es el placer de montar una bicicleta para sentir la emoción de la vida.
En 2015 sigue cosechando éxitos, pues a mediados de abril fue coronada como campeona de la contrarreloj individual de la Primera Copa Mundo del año en Manchester y en marzo se llevó el podio en la Copa Francia de BMX.
En Inglaterra, Pajón registró un tiempo de 31 segundos y 975 milésimas, suficiente para superar a sus rivales más fuertes: la australiana Caroline Buchanan (32.098) y la estadounidense Felicia Stancil (32.448), plata y bronce, respectivamente.
Mariana Pajón Ganadora BMX
A Mariana le encanta la velocidad, tanto que en sus redes sociales aprovecha para poner fotos suyas disfrutando de otra de sus pasiones: las carreras de automóviles.
Es una de las personas que más alegrías y orgullo deja en los colombianos, según una reciente encuesta que medía los niveles de satisfacción del país y en la que los deportistas representan un importante gremio digno de admiración y ejemplo a seguir.
En su vida personal (aunque no tan lejos de las pistas) está su novio, el también bicicrossista francés, Vincent Pelluard. Se conocieron en Medellín en 2012 durante unos entrenamientos y desde 2013 se hicieron novios en el Campeonato Mundial BMX de Nueva Zelanda. Desde entonces llevan una relación estable, que se deja ver en las redes sociales, especialmente en la cuenta de Instagram de él.
Mariana, la mujer que brilló con el oro en el 2012, abre la puerta. Está en tenis, jean y camiseta. La cara, sin maquillaje. Radiante y serena. Los huequitos de sus mejillas se acentúan cada vez que sonríe. Y no para de sonreír. (Vea la galería de fotos Recordando el paso de EL TIEMPO...Mariana Pajón).Mariana Pajón y su novio, Vincent Pelluard.


Está en su casa, en las montañas de Medellín: su lugar favorito cuando no está montada en la bicicleta. Habla con la paciencia de una psicóloga en terapia. Con seguridad y devoción y entre las primeras cosas que dice es que viajó a Londres con la certidumbre de que iba a ganar. "Siempre tuve este sueño. Empecé a construirlo hace mucho tiempo y lo volví realidad. Me levantaba y lo vislumbraba. Entreno siete horas al día, y también entreno la mente".
Esa, parece, es la fórmula de su éxito, en la que combina el talento, el entrenamiento físico y mental, el amor de su familia, la disciplina férrea, la lectura de libros inspiradores y el poder inimaginable de los sueños.
Mariana Pajón piensa que el cerebro hay que entrenarlo más que al cuerpo. Desde pequeña ha tenido el acompañamiento de un médico y una psicóloga de Medellín.
Jonathan Bustamante (máster en programación neurolingüística), su entrenador mental, dice que "ella tiene la capacidad de eludir lo malo y convertirlo a su favor" y destaca su competencia para ser feliz por su propia cuenta, que pueda sonreír, pase lo que pase. Y, además, aclara que la familia ha sido vital en su formación.
"Soy afortunada de haber nacido en la familia donde nací, donde el deporte es tan importante -dice-. Mis padres han sido mis más grandes patrocinadores y gracias a ellos pude viajar desde pequeña, sin el apoyo de nadie más". De hecho, la competencia en este hogar va en la sangre: su padre, automovilista; madre, jinete; un hermano que corre carros y otro que le sigue los pasos.
El segundo piso de la casa es un santuario. Están las medallas y trofeos de los trece campeonatos mundiales, 10 panamericanos y 9 latinoamericanos que ha ganado. Y allí reposa lo que más adora: la bicicleta roja pequeñita, de apenas 50 centímetros, donde aprendió a montar a los tres años. Entre los regalos que ha recibido desde que llegó se destaca un rosario de pepas moradas. "Mi familia es muy creyente, y yo también, sin ser la más devota. A Dios, más que pedirle, le agradezco mucho".
En su mesa de noche está la medalla de oro dentro de su estuche negro de terciopelo, al lado del libro La actitud del éxito, de la psicóloga estadounidense Carol S. Dweck. Mariana lee autoayuda.
***
"Me gustan los libros de superación personal, de grandeza; las biografías bacanas", cuenta. De hecho, su libro favorito es Los cuatro acuerdos, del mexicano Miguel Ángel Ruiz.
En su muñeca derecha tiene la figura de los aros olímpicos que se mandó a tatuar hace dos años, cuando supo que tenía un cupo en las Olimpiadas. Y en la izquierda se asoman algunas cicatrices. Su padre, Carlos Mario, habla de estas marcas como una huella de su tesón. "Mariana ha sufrido golpes y accidentes muy feos", cuenta al recordar que en enero del 2008, entrenando en Medellín, se cayó y se fracturó la mano izquierda. Le rearmaron la muñeca con platino y tornillos, y con un injerto en el hueso.
Cuatro meses más tarde viajó a Suiza a entrenar para un campeonato que tendría en China, aún con las heridas frescas; allí se cayó y se volvió a fracturar. Y dos meses después, en junio, ya estando en China, se volvió a caer. Una fractura más.
"El ortopedista vio las radiografías y dijo que así no podría competir, que ni siquiera podría sostener el timón", cuenta su padre. Pero así, con tres fracturas encima, ganó un campeonato mundial más. "¡Caramba! ¿Cómo es el umbral de dolor de esta mujer? ¿Cómo puede tener semejante estructura mental? ¿Cómo puede canalizar las energías para superarlo todo?", se sigue cuestionando.
Y sigue: "Si no la hubiera visto crecer diría: Mariana Pajón es una extraterrestre". Para él, su hija tiene cualidades muy particulares, "anormales, pero muy positivas". Cree que es una superdotada, como Michael Phelps o Tiger Woods. Pero más que admirarla como genio del deporte, lo que más resalta de ella es su humanidad. "No es egoísta, ni tacaña. Ni envidiosa ni peliona. No se expresa mal de nadie. Si usted la ve así de serena y radiante, es por la tranquilidad que le da un alma buena", concluye.
Mariana se perdió las fiestas de 15 años de sus compañeras de clase, las primeras salidas de toda adolescente con sus amigos. Pero eso no ha sido un sacrificio. "Siempre he sido muy sola, pero la he pasado muy bueno. Nadie me ha presionado para que haga una cosa o la otra. Ha sido mi decisión ser deportista y he sido muy feliz con lo que me ha dado la vida".
No le gusta la rumba y tampoco trasnocha. Cuando tiene tiempo libre prefiere ir a cine o a un buen restaurante en los miradores de Medellín. O simplemente se arruncha con sus papás y sus hermanos a ver televisión. Y hay un plan que la llena de fascinación: escaparse con su padre a contemplar las estrellas.
"No soy un robot. Soy una joven común y corriente, solo que con una carrera profesional en el deporte", aclara. No tiene novio -aunque afirma que sí los ha tenido- y eso tampoco la afana. "Ya llegará esa persona que me apoye y me haga reír".
No ha tenido tiempo para descansar desde que llegó de Londres, cosa que -dice- no la afecta. Se la pasa atendiendo homenajes, invitaciones y entrevistas. Lo que sí la tiene inquieta es que casi no ha tenido tiempo para montarse en su bicicleta desde que llegó.
Todos quieren tomarse una foto con la nueva heroína nacional. Y nunca dice que no. Una vuelta en el centro comercial, que antes le tardaba 15 minutos, ahora dura tres horas. "Todos ya reconocen mi cara, quieren una foto y agradecerme", dice con emoción y humildad.
Hay muchos campeonatos más en los que quiere participar y muchos triunfos más que le quiere dar al país. "Y hay otros dos Olímpicos en los que puedo competir y en los que pienso ganar más medallas de oro", sigue al hablar de sus planes.
Otro de sus proyectos es estudiar medicina, aunque por ahora no puede, pero asegura que lo hará algún día. También le gustaría ser misionera y adentrarse en las regiones más remotas de Colombia para ayudar a los niños enfermos. Y montar un centro deportivo de alto rendimiento para formar a nuevas generaciones de deportistas, pues espera que lo logrado por ella y por los demás medallistas colombianos sirva para que el Gobierno entienda que puede tener un mejor país si apoya a los deportistas.
"Que no solo apoyen a alguien que ya está formado. Porque la familia forma al deportista, pero cuando ya es profesional, el Gobierno lo coge y ya: ahí tienen la medalla", se queja al saberse una privilegiada en medio de tantos jóvenes que encontraron en el deporte una salida al hambre y a la pobreza. "Fue muy triste que la familia de varios deportistas colombianos en Londres no tenían un televisor para verlos", cuenta.
Mariana no descarta la idea de escribir un libro sobre su vida. Por ahora, les regala un consejo a todas las personas para las que se convirtió en una inspiración: "Tengan un sueño, disfrútenlo. Luchen. De verdad, crean que es posible llegar hasta allá y que pueden ser más grandes de lo que se imaginan".




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